Si Robert Schumann fue uno de los compositores románticos más influyentes de su tiempo, su mujer Clara Schumann igualó y hasta superó la fama de su marido como pianista virtuosa y de gran inteligencia musical.
Finalmente, Robert Schumann acabó en un asilo de salud mental mientras que la sonrisa de Clara quedó inmortalizada en los billetes de 100 marcos alemanes, en circulación antes del euro.
Numerosos testimonios musicales y escritos personales nos introducen en el mundo de esta pareja extraordinaria, tanto musicalmente como humanamente.
Finalmente, Robert Schumann acabó en un asilo de salud mental mientras que la sonrisa de Clara quedó inmortalizada en los billetes de 100 marcos alemanes, en circulación antes del euro.
Numerosos testimonios musicales y escritos personales nos introducen en el mundo de esta pareja extraordinaria, tanto musicalmente como humanamente.
*Sofá musical creado especialmente para celebrar
el 200 aniversario de nacimiento de Robert Schumann en el 2010.
Sugerencia musical
“Der Nussbaum” (El Nogal)
de Robert Schumann
La canción “Der Nussbaum” (El Nogal) forma parte de
un ciclo de Lieder llamado Myrthen, pues
Robert Schumann lo compuso como regalo de boda
para su novia Clara.
Durante los largos años en los que los amantes tuvieron que esperar y luchar por la celebración de su matrimonio, el intercambio de cartas y partituras se convirtió en un lenguaje secreto de su amor, tejido por mil notas, dulces poesías y palabras apasionadas.
Robert escribe a su amada Clara: “Ay Clara, cuanto me siento colmado de felicidad al componer para voz cantada. Lo había echado de menos durante mucho tiempo, y ahora me resulta todo tan fácil”. Y le adjunta una canción que acaba de escribir.
Clara le contesta: “Sobre tu canción no te puedo decir nada en absoluto, solo la puedo cantar, una y otra vez. No puedes procurarme una alegría mayor que cuando me haces llegar de vez en cuando unas de tus canciones.”
Durante los largos años en los que los amantes tuvieron que esperar y luchar por la celebración de su matrimonio, el intercambio de cartas y partituras se convirtió en un lenguaje secreto de su amor, tejido por mil notas, dulces poesías y palabras apasionadas.
Robert escribe a su amada Clara: “Ay Clara, cuanto me siento colmado de felicidad al componer para voz cantada. Lo había echado de menos durante mucho tiempo, y ahora me resulta todo tan fácil”. Y le adjunta una canción que acaba de escribir.
Clara le contesta: “Sobre tu canción no te puedo decir nada en absoluto, solo la puedo cantar, una y otra vez. No puedes procurarme una alegría mayor que cuando me haces llegar de vez en cuando unas de tus canciones.”