porgy and bess
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Algo hay en la música del Mesías que es único, inconfundible y familiar. Quizás sea debido a que, desde su estreno hace más de 250 años, esta obra nunca ha dejado de ser interpretada. O quizás porque nos habla del dolor, de la soledad y de la esperanza en un lenguaje que nos resuena.

Nos resuena y reconforta pues Händel plasma en él la experiencia de su propia “resurrección”: a partir de la creación del Mesías recobra sus ánimos y fuerza vital y empieza una nueva vida. Una vida que no se basa ya en el éxito personal de un hombre sino algo mucho más grande que Händel llamó la Gracia de Dios.
Sugerencia musical
“Oh tú que anuncias dicha a Sion”
Aria del Mesías de Georg Friedrich Händel
La música no solo puede ser terapéutica, a veces puede literalmente salvar vidas. Este fue el caso real de Georg Friedrich Händel, que – a sus 56 años - estaba a punto de “tirar la toalla”.

Se sentía abandonado: por el público londinense, que había cambiado de gusto, por la ópera, a la cual se había dedicado con pasión y por su cuerpo víctima de intensos dolores. En aquel momento, un amigo le hizo llegar el libreto de lo que sería el Mesías.

A la lectura del texto, Händel se inflamó, se olvidó del resto del mundo y compuso todo el oratorio en un tiempo record de tan solo tres semanas. El mismo comentó: “Vi todo el cielo abierto ante mi y Dios mismo en todo su esplendor.” Su propia música le sanó, igual que las palabras que Jesús dirigió a Lázaro: “Levántate e anda!”